Un monje de clausura es un individuo consagrado que ha elegido vivir una vida religiosa en reclusión y aislamiento del mundo exterior. Se retira a un convento o monasterio donde se adhiere a una estricta regla monástica, dedicando su tiempo a la oración, el estudio espiritual y el trabajo manual. Este tipo de monje busca la comunión con Dios a través de la soledad y la contemplación profunda. Renuncian a los vínculos y compromisos mundanos para enfocarse en su relación con lo divino, encontrando en el aislamiento una vía hacia la paz interior y la espiritualidad más profunda.
